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Mostrando entradas de 2010

Desierto

detalles de pinturas: serie:desierto

Casa de remos

Instalación: CASA DE REMOS (sobre caja con cubos) medidas: 60cm x 30cm x 5cm materiales: madera, arena.

SUEŇO EN VERDE

Instalación: “sueño en verde“(serie: desierto) medidas base : 197cm x 244cm x 5cm materiales: madera, arena, tierra, césped. 26 objetos: 25 objetos de madera : (14 de arena, 8 arena y madera, 3 objetos de madera) medidas (cada uno) : 14cm x 13cm x 2,5cm (aprox.) 1 objeto tridente: madera, tierra y césped medida: 34cm x 34cm x 3,5cm

El Raval,BCN.

trabajar, lavorare, arbeiten, trabajar,treballar, lavorare, arbeiten,treballar: remo al sur.

Desierto claridad

Desierto No hay ningún nombre que no sea desierto. No hay un desierto que no haya sido, en otro tiempo, un nombre. El desierto es distancia de nuestros destinos. Nuestra voz se consume en la distancia. En alta mar, arrójate. Oirás a Dios. En el desierto, adéntrate. Dios te oirá. La muerte es solo audible para la muerte. Toda claridad nos ha llegado del desierto. Mi obra es libro de la arenas, no por la luz sólo, sino por la desnudez austera. El desierto está en la palabra que no puede ser escuchada. Edmond Jabés

Desierto desnudez

Desnudo se es todo rostro. Es desierto la desnudez que no es promesa. Desierto. Ocre, amarillento. Llama horizontal de las arenas. Si hay un paisaje que dibuja este territorio, el de la espera, el del frágil interregno entre miedo y la esperanza, es el desierto. La desnudez hecha paisaje, o el paisaje de la desnudez. No la desnudez todavía carne. Desnudez sin ser de un cuerpo, ni no serlo. Afuera sin ser afuera, tampoco sin ser adentro. Ausencia. (Desollado, más que desnudo.) de Flecha en la niebla Hugo Mujica

Desierto Teorema

Teorema Escena final: estacion de tren: desnudez baldío: llorar la tierra desierto: aullido ceguera iluminación Pier Paolo Pasolini "... Esperanza,mar,desierto, sangre, monte rodador: libertades de mi alma clamorosas de pasión, desfilando por mi cuerpo, donde no se quedan, no, pero donde se despliegan, sólo por amor." Miguel Hernández

Resistir es crear

Resistir es crear." La poesía es la exaltación, el amor, la simpatía, la fiesta, el juego. En la resistencia a la crueldad del mundo y a la barbarie humana hay siempre un sí que anima el no, ...un sí a la libertad, un sí a la poesía del vivir. Edgar Morin
Ah, mis amigos, habláis de rimas Ah, mis amigos, habláis de rimas y habláis finamente de los crecimientos libres... en la seda fantástica que os dan las hadas de los leňos con sus suplicios de tísicas sobresaltadas de alas... Pero habéis pensado que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en el Junio de crecida desnudo casi bajo las agujas del cielo? Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde „la división“, despedido del „espíritu“, él, que sostiene oscuramente sus juegos con el pan que él amasa y que debe recibir a veces, en un insulto de piedra? Habéis pensado, mis amigos, que es una red de sangre la que os salva del vacío, en el tejido de todos los días, bajo los metales del aire, de esas manos sin nada al fin como las ramas de Junio, a no ser una escritura de vidrio? Oh, yo sé que buscaís desde el principio el secreto de la tierra, y que es arrojaís al fuego, muchas veces, para encontrar el secreto... Y sé que a veces ha
AXIS MUNDI Desciendo desciendo al cuerpo y veo la lombriz de mi espíritu alojada en mi vientre. Subo, subo en espiral hacia el motor del mundo huyendo huyendo del mareo del mal de ser sola tan sola entre las vísceras subo al latido me alojo en su arritmia y descubro mi rostro de lombriz adherida a las válvulas y asciendo sigo ascendiendo en busca de una razón que diera sentido a mi existencia me deslizo en la tráquea bloqueo las palabras asciendo resbalo. Hay un agua viscosa tras los ojos resbalo y se me pegan imágenes de un mundo apenas insinuado asciendo y al llegar a la cúpula descubro que sus paredes lisas transparentes, vacías tienen la textura carnosa de mi vientre. He bajado al espíritu he subido al instinto. La misma lombriz tensa el eje que mantiene erguida mi cintura. El nombre que le ponga ahora será el tuyo pero su nombre es el de aquellos que he amado de aquellos que amaré es todos y ninguno el eje que mantiene erguida mi cintura me previene de ti te crea a mi medida y asu
Quien se arranca el corazón del pecho en la noche, quiere alcanzar la rosa. Suya es su hoja y su espina, a él le deposita la luz en el plato, a él le llena los vasos de aliento, a él le susurran las sombras del amor. Quien se arranca el corazón del pecho hacia la noche y lo lanza a lo alto, ése no yerra el blanco, ése lapida la piedra, a él le suena la sangre del reloj, a él le quita su hora con un golpe el tiempo de la mano: el puede jugar con pelotas mas bellas y hablar de ti y de mí. Wer sein Herz aus Brust reißt zur Nacht, der langt nach der Rose, Sein ist ihr Blatt und ihr Dorn, ihm legt sie das Licht auf den Teller, ihm füllt sie die Gläser mit Hauch ihm rauschen die Schatten der Liebe. Wer sein Herz aus der Brust reißt zur Nacht und schleudert es hoch: der trifft nicht fehl, der steinigt den Stein, dem läutet das Blut aus der Uhr, dem schlägt seine Stunde die Zeit aus der Hand: er darf spielen mit schöneren Bällen und reden von dir und von mir. Paul Celan. fotos: jugar con mad
... Aire para librarnos del muérdago de las palabras y de las telarañas de la visión y del cementario de los visajes, de modo que la inocencia de la sangre sea, sin más, la que mire y sea mirada por las „visitas“ del límite... ... Aire para escapar, asimismo, al país de los descubrimientos con el „amigo“, o el „complice“, en verdad, que los orejeaba, invitándoles a sobrevolar o a pulsar, invisiblemente, los límites... y en cuyos estremecimientos, al igual que en las gramillas, fluían, ya, todas las pistas de los misterios... ... Aire para reconocerse en la extraneza del amanecer Aire para no morir de amor y de nada sobre las azoteas que han quedado, repentinamente, sin nube... ... Juan L. Ortiz
Para que los hombres Para que los hombres no tengan vergüenza de la belleza de las flores para que las cosas sean ellas mismas: sensibles o profundas de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo por penetrar en el mundo, con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños, o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento, para que podamos mirar y tocar sin pudor las flores, sí, todas las flores, y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada, para que las cosas no sean mercancías, y se abra como una flor toda la nobleza del hombre: iremos todos hasta nuetro extremo límite, nos perderemos en la hora del don con la sonrisa anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra. Sí, el nocturno en pleno día Sí, el „nocturno en pleno día“. Qué reposante la sombra, el baño del asombra. Algunos brillos, algunas florescencias.Y, ah, reencotrar el centro de relación. Delicias de la flores submarinas, frágiles delicias. La noche íntima está llena del mundo. E
La palabra que se guarda La palabra que un ser humano guarda como de su misma sustancia, aunque la aprendiera o la formara él mismo un día. La que no se dice porque el decirla la desdeciría también al darla como nueva o al enunciarla, como si pudiera pasar; la palabra que no puede convertirse en pasado y para la que no se cuenta con el futuro, la que se ha unido con el ser. Y se presiente, y aun se la ve, como profetizada en algunas criaturas no humanas, en algunos animales que parecen llevar consigo una palabra que al morir están al borde de dar a entender. Y también en la quietud inigualada de las bestias que miran el sol como si fueran sus guardianes, imágenes que el arte ha perpetuado en la avenida del templo de Delos, por ejemplo. Y en el firmamento, algunas constelaciones o luceros sólo parecen guardar alguna palabra y custodiar por ella, con ella, la inmensidad inconcebible de los espacios interestelares, los vacíos y oquedades del universo, vigías del Verbo. Mas en los seres h
La palabra perdida No sólo el lenguaje sino las palabras todas, por únicas que se nos aparezca, por solas que vayan o solas que sea su aparición, aluden a una palabra perdida, lo que se siente y se sabe de inmediato en angustia a veces, y en una especie de alborear que la anuncia palpitando por momentos. Y también se la siente latiendo en el fondo de la respiración misma, del corazón que la guarda, prenda de lo que la esperanza no acierta a imaginar. Y en la garganta misma, cerrando con su presencia el paso de la palabra que iba a salir. Esa puerta que el alba cierra cuando la puerta se abre. El amor que nunca llega, que desfallece al filo de la aurora, lo inasible que parte de los que van a morir o están muriendo ya, y que luchan –tormento de la agonía- por dejarla aquí y derramarla y no les es posible ya. La palabra que se va con la muerte violenta, y la que sentimos que precede como guía, la guía de los que, al fin, pueden morir. Perdida la palabra única, secreto del amor divino-hu